Salimos de Dar es Salaam a media mañana, queríamos llegar a Morogoro para comer. El trayecto es de unas tres horas por una carretera con muchísimo tráfico. Era mi primera experiencia de ir conduciendo yo, todo el tiempo, por estas carreteras.
Conducir por Tanzania es olvidarte de casi todas las reglas que conoces e intentar sortear todos los obstáculos que te aparecen por el camino. Además de tener el volante en el otro lado, como los ingleses, cambio automático (aquí muchos de los coches son Japoneses y con cambio automático), las carreteras son de doble dirección, en el camino te puedes encontrar animales, camiones, autobuses grandes y pequeños (los grandes hay que dejarlos pasar, son realmente peligrosos, ellos tienen un horario y les da lo mismo lo que tengan que hacer para llegar, y los pequeños te pueden adelantar por la derecha o por el arcen, o salir del arcén sin previo aviso), hay unas motos que tienen carrocería de coche que también se olvidan de las reglas de conducir y se te ponen delante del coche sin darte cuenta. Otro caso aparte son los peatones, yo creo que no tienen aprecio por su vida, cruzan aunque te vean venir, juegan en el arcén invadiendo la calzada… por todo esto, conducir es cansado ya que tienes que estar alerta todo el rato, eso sí, no te aburres.
Después de unas tres horas y media llegamos a Morogoro, es una ciudad que está en el interior del país, en la falda de unas bonitas montañas. La ciudad no es muy grande, pero es bastante ordenada y limpia. Nosotros fuimos a visitar y dormir a la casa de un profesor de la universidad de esta ciudad. El campus es muy grande, lo estuvimos visitando y vimos que es una gran extensión llena de árboles, con bastantes edificios de las diferentes materias que se imparten, ninguno de los edificios es muy alto, por lo que da un clima muy agradable al entorno.
MOROGORO
La casa donde dormimos es de las que dan a los profesores, era bastante grande para acoger una familia, pero el estado de conservación tenía mucho que desear, en Tanzania la calidad de los materiales y de las instalaciones, en general es bastante defectuosa. Como en casi todas partes, no hay agua corriente, los suelos no estaban alicatados, la cocina sin amueblar… bueno, como era un hombre joven viviendo sólo tampoco se había preocupado mucho de esas cosas, pero en el salón si había unos buenos sofás y un equipo de sonido y televisión muy nuevos…..
A la mañana siguiente nos levantamos para salir a las 5, hay una hora de coche hasta la entrada del Parque Nacional de Mikumi y queríamos llegar a primera hora por que se supone que los animales están mas activos.
Después de pagar y coger un guía para recorrer el parque, empezamos el recorrido. El Parque Mikumi es el quinto mas extenso de Tanzania y tiene cuatro de los grandes, sólo le falta el rinoceronte.
La verdad es que no tuvimos mucha suerte viendo animales, ya se sabe que cuando haces un safari es como una lotería, puedes ver muchos animales o pasar horas recorriendo sin ver nada. Hay que hacerse a la idea de que un parque nacional es una gran extensión de terreno donde los animales se mueven en libertad y por donde ellos quieren. En el de Mikumi, por ejemplo, en la carretera que le rodea hay carteles de advertencia de que pueden cruzar monos, elefantes, cebras… esa es la gran riqueza de este país, toda esa fauna en libertad, pero a la ahora de ir a verlos puedes tener un día flojo y ver pocos.
En todo caso, vimos elefantes, jirafas, monos, impalas, hipopótamos, estuvimos viendo también un gran baobab con mas de 300 años.
Parte de este parque tiene una apariencia muy parecida a Serengueti, con esa sabana de matojos bajos y algún arbol, pero también tiene otras partes con bastante vegetación. Una cosa que no me gustó mucho fue que hay una gran extensión donde hay mucha mosca tze tze, te obliga a ir con las ventanillas del coche cerradas. La mosca tze tze no es peligrosa si no tienes la picadura de muchas al mismo tiempo, pero tienen un mordisco muy desagradable y doloroso.
MIKUMI
Después de pasar unas cuantas horas de recorrido por esos caminos del parque, ver en el último momento una familia de elefantes que nos olían el coche y que te daban muchas ganas de tocar…. nos volvimos a Dar es Salaam con otras 5 agotadoras horas de coche.